Saben aquel que dice que se encuentran un elefante y una hormiga en un ascensor y la hormiga pregunta al elefante: ¿Cuántos añitos tienes? Dos -responde el elefante- ¿y tú? También dos, pero es que he estado un poco malita -se disculpa la hormiguita.
Pues por eso apoyo la huelga, porque soy hormiguita que puede que, como otras hormiguitas, hayamos estado un poco malitas, pero llevamos tiempo ya en periodo de rehabilitación y nos estamos fortaleciendo. Nos fortalecimos como marea verde, y nos unimos a la marea blanca y a la violeta, antes que con los empleados y empleados públicas nos vistiéramos de negro cada viernes y mantuviéramos, a pesar de agosto y los calores, las concentraciones de cada día y/o cada viernes.
Apoyo la huelga porque paso a paso la huelga es una parte más de este difícil camino que transitamos para conseguir que nuestro mundo, nuestra Europa, nuestro país, nuestros barrios y nuestras casas se queden sin colores. Porque quiero que vivamos alegres y que no nos quiten la ilusión y la esperanza.
Apoyo la huelga porque no quiero que nos castiguen más, porque estoy harta de ver como los que más tienen se enriquecen aún más y, mientras se rescata a los bancos causantes de la crisis, nos la hacen pagar a las personas trabajadoras con despidos, rebajas de salarios, sangres, sudores y lágrimas.
Por todas aquellas personas que por estar jubiladas, estar en el desempleo, ser amas de casa, ser jóvenes sin futuro, no van a poder parar. Porque seguro que hay personas que, aunque están con nosotros y nosotras, no pueden permitirse parar.
Apoyo la huelga como madre, por responsabilidad respecto al futuro de las generaciones que me siguen, y como empleada pública, porque me pueden hacer un despido colectivo, me han congelado el sueldo una vez más, me han quitado la paga de diciembre, me han aumentado las horas de trabajo, me han quitado los moscosos y los canosos.
Y también como profesor porque el mes que viene no me van a renovar el contrato en la facultad, porque este año hay un 10% de alumnos menos porque hay personas que ya no se han podido matricular debido al aumento de las tasas, porque me da tristeza cada vez que entro en clase pensar qué va a ser de mi alumnado y si estos también se tendrán que marchar.
Apoyo la huelga como mujer porque todas las medidas que están imponiendo nos tratan de meter otra vez en casa, porque se han cargado la ley de dependencia y nuevamente las mujeres tendremos que volver a hacer el trabajo que el Estado deja de hacer. Porque no quiero tener que volver a tener que defender un derecho como el aborto que conseguimos hace 30 años. Porque han reducido el gasto en igualdad y en la lucha contra la violencia de género, porque no quiero seguir sintiendo que vivo como lo hacíamos cuando era pequeña.
Porque nos han quitado el derecho a la ciudadanía social y, al tratar de acabar con la educación, nos dejan sin futuro y sin capacidad crítica, porque al robarnos la sanidad están condenando a que solo pueden sanar aquellas personas que se lo puedan pagar. Porque soy sensible y no quiero ser indiferente con el deterioro social, económico y moral.
Apoyo la huelga porque me he educado en el valor y la importancia de la igualdad y ahora sólo veo como se siembra desigualdad, división y polaridad social. Porque necesito gritar la rabia por aquellas personas que ya no están con nosotros, como Amaia Egaña, Miguel Ángel Domingo y Manuel, que se suicidaron cuando les iban a desahuciar. Apoyo la huelga porque pienso que las personas no somos números y que son a ellas a quienes debemos salvar y también porque quiero compartir con las mujeres y los hombres de los maltratados países del sur de Europa nuestro destino. Apoyo la huelga porque quiero ser un grano de arena más en este camino de la reivindicación y la protesta que transitamos desde hace tiempo.
Quiero gritar frente a los indiferentes, que se quedan callados, que nosotras somos muchas las que el 14 vamos a parar, porque nos estamos uniendo, nos estamos juntando, cada vez somos menos sectarios y nos queremos más. Que voy a hacer la huelga porque cuando he hecho todas las demás, he sentido que formaba parte de algo colectivo, de aquellos que luchan por un mundo mejor, de los que quieren torcer un destino negro, triste y maldito. En definitiva, que estaba apostando por un futuro mejor para todos y todas.
Sí, es cierto, somos hormiguitas y hemos estado un poco malitas, pero estamos fuertes, estamos unidas, estamos contentas y vamos a decidir nuestro futuro porque, aunque los elefantes sean más grandes y más poderosos, las hormigas somos muchas más y no nos podrán parar porque somos gente con ganas de luchar.
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