El Real Decreto-Ley
20/2012, de 13 de julio, de medidas para garantizar la estabilidad
presupuestaria y de fomento de la competitividad establecía entre
otras medidas la suspensión de los acuerdos Administración-Sindicatos sobre
derechos sindicales. Lo que a la postre nos llevará a que el día 1 de octubre muchos vilipendiados trabajadores
sindicales volvamos a nuestros puestos de trabajo.
Esta medida aplaudida por muchos
medios de comunicación y algunos ciudadanos, tiene una finalidad que a simple
vista es fácil ver. Este gobierno que tiene el titulo de ser el que mas
decretos ley ha aplicado en un año en la historia democrática de nuestro país, ha descubierto que estos también
le permiten eliminar a todos aquellos que suponen un problema en su transmisión
de un pensamiento único.
Los sindicatos y por ende todos
los liberados, delegados, miembros de juntas de personal, comités de empresas,
todos ellos son insultados a diario, todos son menospreciados, como si su
trabajo, su dedicación, su interés en conseguir mejoras estuviera siempre
manchado, como si su pensamiento estuviera
desfasado, como si su voluntad de mejorar el mundo fuera algo trasnochado.
El próximo día 1 de octubre
ejerceré de nuevo como funcionario ante los ciudadanos que acudan a presentar
sus papeles en la oficina donde esta ubicado mi puesto de trabajo. Por tanto
dejaré de representar a CCOO como liberado, dejaré de estar presente físicamente
por las mañanas, pero continuaré desarrollando mi trabajo por la tarde, por la
noche, los fines de semana y todo el tiempo que tenga libre, porque mi
compromiso no esta ligado a un trabajo concreto, mi compromiso con CCOO va
mucho mas allá. Mi compromiso va ligado a una forma de ver la vida, de entender
el mundo de las relaciones laborales, de entender la justicia social, en
definitiva mi compromiso es luchar por una sociedad más justa y equitativa.
Ser sindicalista de CCOO no es
una vergüenza, es un orgullo. Me siento orgulloso de pertenecer a una organización
sindical que persigue un reparto fiscal más ecuánime, que pretende que los
derechos laborales no desaparezcan, que lucha por mantener viva la idea de valorar el trabajo remunerado. En definitiva yo me siento orgulloso de poder
cambiar las relaciones laborales en muchas ocasiones.
El próximo día uno bajo el
criterio de “ahorro económico”, cientos de liberados de todos los sindicatos
comenzarán una nueva etapa. Comenzarán un nuevo día en el que volveremos a
nuestros centros de trabajo pero estoy seguro que muchos, continuarán dedicando
todo su tiempo libre a la asesoría sindical, a la negociación de convenios
colectivos, a la confección de denuncias judiciales, a la negociación de
mejoras laborales, en definitiva para muchos de nosotros no cambiará nada,
porque el compromiso lo llevamos en nuestro pensamiento, ese mismo que en CCOO
se trasmite desde 1957 en la mina de la Camocha y que llega a nuestros días con
mas fuerza si cabe.
Este pensamiento es el que continuaré transmitiendo porque yo como
persona con ideas colectivas, con ganas de mejorar el mundo en el que vivo, me
niego a admitir el pensamiento único, me niego a admitir que no hay otra
solución, me niego a pensar que el mundo que le dejaré a mi hija será peor que
el que hoy tenemos, en definitiva me niego a ser una persona resignada, una
persona que no encuentra esperanza a una crisis, me niego a que un Real Decreto
acabe con la representatividad de los trabajadores en las Administraciones
Publicas, me niego a pensar que los sindicatos deben de desaparecer
precisamente ahora cuando son más necesarios.
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