jueves, 7 de junio de 2012

OTRO SECTOR DESMANTELADO POR EL GOBIERNO




Hoy me atrevo a escribir sobre los mineros, los que hoy  luchan  no solo por ellos sino por todas las gentes de sus comarcas, de sus regiones, que como Asturias, León y Palencia, están muy afectadas por la situación del sector, por el valor estratégico del carbón, por sus puestos de trabajo. Es una lucha justa que pretende corregir mínimamente una injusticia histórica.

Soy  nieto de minero, fallecido de silicosis,  y este post es en homenaje a todas las generaciones que  vivieron toda la historia de lo que hasta hoy es la minería desde sus inicios y las razones para la defensa de su causa.

Hablaré de la minería en general y la de España en particular. Más de cien años produciendo carbón. La minería era un  sector estratégico que sirvió para el desarrollo y subsistencia de  España, fundamentalmente en la época de la autarquía de Franco.

No es muy difícil recordar como mi abuelo tenía: salarios de miseria, largas jornadas de trabajo, condiciones infrahumanas con ausencia de las más mínimas condiciones de  seguridad, total riesgo pulvígeno contrayendo la mortal enfermedad de la silicosis. Toda esa situación provocó centenares de muertos y lisiados - si alguien tiene dudas que consulte las estadísticas - y a los que sobrevivían los mandaban a casa con una pensión de miseria.

Básicamente, esas carencias se mantienen en el tiempo, siendo la causa fundamental por la que se disuadió del asentamiento a algún tejido industrial que fuera más allá del vinculado a la actividad minera. Solo se utiliza a los minero para  eso: ¡extraer carbón¡ Esta terrible situación, a costa de muchas huelgas, con despidos, detenciones, torturas y encarcelamientos, se consiguió mejorar a finales de los años sesenta.

Después,  se creo la empresa pública HUNOSA (1967) con indemnizaciones escandalosamente millonarias a los empresarios propietarios de las minas, en muchos casos contabilizando activos por metros cúbicos de aire; lo que  contribuyó a crear  plantillas de trabajadores muy recargadas en puestos no productivos, constituyéndose en una gran rémora para la productividad. Algo que  a lo largo de los años la empresa no logro corregir.

Las minas generaban  por cada puesto de trabajo  dos más indirectos e inducidos.

Los pueblos vieron como  se degradaban  los ríos que bajaban negros como el carbón, vieron que había escombreras por doquier que enrarecían aún más el deteriorado paisaje, vieron la pérdida de manantiales a causa de las explotaciones y un largo etcétera, de perdidas .

Con las nuevas energías y la globalización de la actividad económica, así como lo dificultoso de nuestros yacimientos en España que  gravaban mucho el coste por tonelada, nuestra minería ha ido perdiendo la fuerza de su capacidad abastecedora de energía.

Por todo ello, en su día los sindicatos, conscientes de la nueva situación, responsablemente pactaron con los distintos gobiernos la reducción del sector, luchando por mantener una producción estratégica. Hay que recordar  que en España solo tenemos el carbón como productor de energía.

Pero también en ese pacto se alcanzó el compromiso para reparar la degradación ambiental que favoreciera el hábitat así como unas buenas comunicaciones y también una imprescindible reindustrialización para mantener población en las cuencas y que estas no sean sumergidas en la marginalidad. Todo ello aunque a veces con dificultades se iba cumpliendo y aún quedan cosas sin ejecutar puesto que los acuerdos firmados están aún vigentes.

Este gobierno como caballo de Atila hace trizas los acuerdos y a día de hoy nuevamente los mineros y  la ciudadanía de sus comarcas sufren la tremenda agresión contra sus derechos históricos y actuales.


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